La música litúrgica actual
se caracteriza por la parquedad en el uso del tiempo. Hay preocupación porque las celebraciones no se prolonguen. Se dice que
la liturgia es la fuente y la culminación de la vida cristiana, y que la eucaristía
dominical es el centro de toda la semana, pero estos no parecen ser argumentos
poderosos para quebrar el dique de los 45 minutos en la misa dominical. Menos de
la mitad de una película o un partido de fútbol, donde los asistentes no
parecen en principios preocupados por el reloj.