En su Epístola a los
Romanos, concretamente, en los versículos 14 y 15 del capítulo 2 que, en
efecto, cuando los gentiles, que no tienen ley, cumplen naturalmente las
prescripciones de la ley, sin tener ley, para sí mismos son ley; como quienes
muestran tener la realidad de esa ley escrita en su corazón, atestiguándolo su
conciencia, y los juicios contrapuestos de condenación o alabanza.