Desde hace ya algún tiempo
se ha hecho costumbre escuchar de altos prelados de la Iglesia reconocimientos
y elogios a la figura de Lutero. Se ha dicho de todo, desde las moderadas en
donde se admite que pudo estar movido por una buena y recta intención, a
alabanzas desmesuradas en donde se le sitúa como parte de la gran Tradición de
la Iglesia o hasta se admite que tuvo razón en lo referente a la doctrina de la
justificación. Desde la perspectiva de un laico quiero en este artículo
compartir lo que considero acertado y desacertado de estos elogios políticamente
correctos en la época actual sobre la figura y doctrina de Lutero.