Existen persecuciones
sanguinarias, ha observado, como ser devorados por fieras para la alegría del
público en las gradas o saltar por los aires debido a una bomba a la salida de misa. Del mismo modo, ha hablado
de las persecuciones de guante blanco,
amantadas de la “cultura”, esas que te envían
a una esquina de la sociedad, que llegan a quitare el trabajo si no te adecuan
a leyes que “van contra Dios creador”.