Amor y Verdad. Dos caras de la misma moneda.



No creo que nadie pueda pensar en que los seres humanos podamos entender a Dios. Sólo tenemos entendimiento parcial de lo que El nos ha revelado y aún así, rara vez podemos llegar a un acuerdo entre nosotros. La Verdad, que es Cristo, nunca puede se propiedad de nadie, aunque nos empeñemos en querer limitar a Dios según nuestras propias limitaciones. Podríamos decir que tendemos a pensar en Dios como hecho a imagen y semejanza de nosotros. 


El conocimiento esencial de la Verdad, es decir, la participación en la propia Verdad, significa entrar en las entrañas de la Divinidad una y trina, y no simplemente alcanzar idealmente su forma exterior. Por eso, el verdadero conocimiento es conocimiento de la Verdad y sólo es posible a través de la transubstanciación del hombre, de su divinización, de la adquisición del amor como sustancia divina (seguir leyendo)

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