¿Cuál es el "tesoro" de mi vida? ¿He descubierto mi "Anhelo esencial"? Las dos pequeñas parábolas "gemelas" que leemos hoy remiten a esa cuestión, básica y universal, que acompaña al ser humano desde el momento mismo de su aparición.
Ese Anhelo, que habita el corazón humano, es el que nos convierte en "buscadores", aunque, como veremos más adelante, en realidad no hay nada que buscar, porque lo buscado es lo que somos. Pero, entre tanto, ¿qué es lo que, consciente o inconscientemente, vamos buscando en la vida? Trataré de señalar algunas búsquedas en las que quizás podamos reconocernos.
En un primer momento, buscamos cambiar a los otros…, en la creencia (egoica) de que si ellos cambiaran, todo iría mejor. Como dijera Leon Tolstoi, "todos los hombres quieren cambiar el mundo, pero nadie quiere cambiarse a sí mismo".
En un segundo momento, vista la imposibilidad e inutilidad del intento, buscamos liberarnos del sufrimiento, y para ello echamos mano de todos los "recursos" a nuestro alcance, según la lectura que haga nuestra mente y cuál haya sido nuestra historia psicológica.
El tesoro de la parábola no se refiere por tanto a algo "separado" que, desde fuera, vendría a "solucionar" nuestra existencia. El tesoro es lo que ya somos…, aunque todavía no lo hayamos descubierto. El día en que eso se produzca, estallaremos de gozo y "dejaremos caer" a nuestro ego.
por: Andres Viaña Fernandez.