Autoridad
doctrinal de Santo Tomás.
1.
Al hablar de la autoridad doctrinal de Santo Tomás, como la de cualquier
otro doctor de la Iglesia cabe distinguir la autoridad científica de la
autoridad canónica. La autoridad científica depende del valor intrínseco de su
saber y de sus obras: la canoníca depende de su conformidad con la divina
revelación y de su aprobación y recomendación por la Iglesia católica, que es
maestra infalible de verdad revelada. Dé esta habla el Santo cuando dice que la
autoridad de la Iglesia es mayor que la de cualquier otro doctor, por grande
que sea, puesto que la recibe de ella: “ La doctrina los doctores católicos
reciben de la Iglesia la autoridad; por tanto hay que atenderse la autoridad de
la Iglesia que a la de Agustín, Jerónimo o de cualquier otro doctor. Y cuando
ambas se juntan es grado supurativo, la autoridad resultante es máxima.
2.
En nuestro Santo se aúnan las dos en grado eminente. Por lo que acabamos
de decir al tratar de sus obras, puede deslumbrarse algo de autoridad
científica, que salió afortunada y triunfante por su propia virtud de la
terrible prueba a la que la sometieran sus adversarios por espacio de cincuenta
años, es decir desde la preciosa muerte hasta su elevación al altar de los
cielos. Su autoridad dogmatica sigue en orden accedente desde la canonización
hasta nuestros días.
3.
Al exponer una y otra vez, trataremos de evitar toda exageración y
juicio personal, limitadora a exponer fielmente lo que dan de suyo los
documentos. Siguiendo pues la consigna de Pio XI, reiterada por Pio XII, no
pretendemos darle más autoridad que la que le da la misma Iglesia, pero tampoco
queremos darle menos.