Me aterro de todo lo que he aprendido. A veces me sumerjo en mis recuerdos y viajo hasta las polvorientas calles del Barrio Olivo en Santa Marta. Y me veo como un niño que en medio de los juegos –todos ellos marcados por el ejercicio físico y la compañía de otros niños- pues me encantaba jugar a la Libertad que también se le llamaba 4 - 8 y 12, esos juegos que nos hacían salvadores de los demás.
http://padrelinero.blogspot.com/2010/07/lecciones-de-vida.html