Park Gun-hye, presidencia surcoreana,
bordea la dimisión por un escándalo de corrupción que ha sumido al país en la
perplejidad y en las dudas sobre quien pilota el Gobierno. El centro del culebrón
lo ocupa Choi Scool-sil, una inquietante mujer con una presuntuosa influencia
absoluta sobre la que sido su amiga durante cuatro décadas. Lo cuneta en El periódico
Adrán desde Pekín.