Cristo con su palabra y presencia sabe despertar el hambre y el deseo de Dios, limpiando nuestro corazón, para llevarnos a encontrar el verdadero manjar en la Eucaristía.
Cristo con su palabra y presencia sabe despertar el hambre y el deseo de Dios, limpiando nuestro corazón, para llevarnos a encontrar el verdadero manjar en la Eucaristía.