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martes, 7 de diciembre de 2010

El amor en adviento.

La llegada; Dios no lo vemos pero lo sentimos.

Adviento, pasa el viento, es para nuestro mundo para el cual vivimos. La experiencia del Señor . Dios nos habla al oído; siendo protagonista Jesús. Donde se vive el encuentro.

El adviento nos recuerda que Dios viene a nosotros, porque es un tiempo de gracia donde nos recuerda una promesa Divina. Nadie nos ama a nosotros como nos ama Dios. Existimos porque Él quiso. Esta persona este hombre cada uno de nosotros somos hijos del altísimo. El centro de la encarnación es percibir dentro de nosotros mismos, la verdadera existencia que es Él que ama.

El verbo de Dios encarnado; esto es muestra del amor de Dios, haciéndose hombre. Lo que Dios hizo lo hizo bien, capacidad de lo bueno porque venimos de Dios.

Dios habita el corazón humano:

Juan, 14

1. «No se turben; crean en Dios y crean también en mí.

2. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. De no ser así, no les habría dicho que voy a prepararles un lugar.

3. Y después de ir y prepararles un lugar, volveré para tomarlos conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes.

4. Para ir a donde yo voy, ustedes ya conocen el camino.»

5. Entonces Tomás le dijo: «Señor, nosotros no sabemos adónde vas, ¿cómo vamos a conocer el camino?»

6. Jesús contestó: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.

7. Si me conocen a mí, también conocerán al Padre. Pero ya lo conocen y lo han visto.»

8. Felipe le dijo: «Señor, muéstranos al Padre, y eso nos basta.»

9. Jesús le respondió: «Hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces, Felipe? El que me ve a mí ve al Padre. ¿Cómo es que dices: Muéstranos al Padre?

10. ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Cuando les enseño, esto no viene de mí, sino que el Padre, que permanece en mí, hace sus propias obras.

11. Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanme en esto, o si no, créanlo por las obras mismas.

12. En verdad les digo: El que crea en mí, hará las mismas obras que yo hago y, como ahora voy al Padre, las hará aún mayores.

13. Todo lo que pidan en mi Nombre lo haré, de manera que el Padre sea glorificado en su Hijo.

14. Y también haré lo que me pidan invocando mi Nombre.

15. Si ustedes me aman, guardarán mis mandamientos,

16. y yo rogaré al Padre y les dará otro Protector que permanecerá siempre con ustedes,

17. el Espíritu de Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes lo conocen, porque está con ustedes y permanecerá en ustedes.

18. No los dejaré huérfanos, sino que volveré a ustedes.

19. Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero ustedes me verán, porque yo vivo y ustedes también vivirán.

20. Aquel día comprenderán que yo estoy en mi Padre y ustedes están en mí y yo en ustedes.

21. El que guarda mis mandamientos después de recibirlos, ése es el que me ama. El que me ama a mí será amado por mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él.»

22. Judas, no el Iscariote, le preguntó: «Señor, ¿por qué hablas de mostrarte a nosotros y no al mundo?»

23. Jesús le respondió: «Si alguien me ama, guardará mis palabras, y mi Padre lo amará. Entonces vendremos a él para poner nuestra morada en él.

24. El que no me ama no guarda mis palabras; pero el mensaje que escuchan no es mío, sino del Padre que me ha enviado.

25. Les he dicho todo esto mientras estaba con ustedes.

26. En adelante el Espíritu Santo, el Intérprete que el Padre les va a enviar en mi Nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que yo les he dicho.

27. Les dejo la paz, les doy mi paz. La paz que yo les doy no es como la que da el mundo. Que no haya en ustedes angustia ni miedo.

28. Saben que les dije: Me voy, pero volveré a ustedes. Si me amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, pues el Padre es más grande que yo.

29. Les he dicho estas cosas ahora, antes de que sucedan, para que cuando sucedan, ustedes crean.

30. Ya no hablaré mucho más con ustedes, pues se está acercando el que gobierna este mundo. En mí no encontrará nada suyo,

31. pero con esto sabrá el mundo que yo amo al Padre y que hago lo que el Padre me ha encomendado hacer. Ahora levántense y vayámonos de aquí.

Evangelio según San Juan, 15

1. «Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador.

2. Toda rama que no da fruto en mí, la corta. Y toda rama que da fruto, la limpia para que dé más fruto.

3. Ustedes ya están limpios gracias a la palabra que les he anunciado,

4. pero permanezcan en mí como yo en ustedes. Una rama no puede producir fruto por sí misma si no permanece unida a la vid; tampoco ustedes pueden producir fruto si no permanecen en mí.

5. Yo soy la vid y ustedes las ramas. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, pero sin mí, no pueden hacer nada.

6. El que no permanece en mí lo tiran y se seca; como a las ramas, que las amontonan, se echan al fuego y se queman.

7. Mientras ustedes permanezcan en mí y mis palabras permanezcan en ustedes, pidan lo que quieran y lo conseguirán.

8. Mi Padre es glorificado cuando ustedes producen abundantes frutos: entonces pasan a ser discípulos míos.

9. Como el Padre me amó, así también los he amado yo: permanezcan en mi amor.

10. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo he cumplido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.

11. Les he dicho todas estas cosas para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea completa.

12. Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado.

13. No hay amor más grande que dar la vida por sus amigos,

14. y son ustedes mis amigos, si cumplen lo que les mando.

15. Ya no les llamo servidores, porque un servidor no sabe lo que hace su patrón. Los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que aprendí de mi Padre.

16. Ustedes no me eligieron a mí; he sido yo quien los eligió a ustedes y los preparé para que vayan y den fruto, y ese fruto permanezca. Así es como el Padre les concederá todo lo que le pidan en mi Nombre.

17. Amense los unos a los otros: esto es lo que les mando.

18. Si el mundo los odia, sepan que antes me odió a mí.

19. No sería lo mismo si ustedes fueran del mundo, pues el mundo ama lo que es suyo. Pero ustedes no son del mundo, sino que yo los elegí de en medio del mundo, y por eso el mundo los odia.

20. Acuérdense de lo que les dije: el servidor no es más que su patrón. Si a mí me han perseguido, también los perseguirán a ustedes. ¿Acaso acogieron mi enseñanza? ¿Cómo, pues, acogerían la de ustedes?

21. Les harán todo esto por causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió.

22. Si yo no hubiera venido ni les hubiera hablado, no tendrían pecado. Pero ahora su pecado no tiene disculpa.

23. El que me odia a mí, odia también a mi Padre.

24. Si yo no hubiera hecho en medio de ellos obras que nadie hizo jamás, no serían culpables de pecado; pero las han visto y me han odiado a mí y a mi Padre.

25. Así se cumple la palabra que se puede leer en su Ley: Me odiaron sin causa alguna.

26. Cuando venga el Protector que les enviaré desde el Padre, por ser él el Espíritu de verdad que procede del Padre, dará testimonio de mí.

27. Y ustedes también darán testimonio de mí, pues han estado conmigo desde el principio.

Evangelio según San Juan, 17

1. Dicho esto, Jesús elevó los ojos al cielo y exclamó: «Padre, ha llegado la hora: ¡glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te dé gloria a ti!

2. Yú le diste poder sobre todos los mortales, y quieres que comunique la vida eterna a todos aquellos que le encomendaste.

3. Y ésta es la vida eterna: conocerte a ti, único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesus, el Cristo.

4. Yo te he glorificado en la tierra y he terminado la obra que me habías encomendado.

5. Ahora, Padre, dame junto a ti la misma Gloria que tenía a tu lado antes que comenzara el mundo.

6. He manifestado tu Nombre a los hombres: hablo de los que me diste, tomándolos del mundo. Eran tuyos, y tú me los diste y han guardado tu Palabra.

7. Ahora reconocen que todo aquello que me has dado viene de ti.

8. El mensaje que recibí se lo he entregado y ellos lo han recibido, y reconocen de verdad que yo he salido de ti y creen que tú me has enviado.

9. Yo ruego por ellos. No ruego por el mundo, sino por los que son tuyos y que tú me diste

10. -pues todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo mío-; yo ya he sido glorificado a través de ellos.

11. Yo ya no estoy más en el mundo, pero ellos se quedan en el mundo, mientras yo vuelvo a ti. Padre Santo, guárdalos en ese Nombre tuyo que a mí me diste, para que sean uno como nosotros.

12. Cuando estaba con ellos, yo los cuidaba en tu Nombre, pues tú me los habías encomendado, y ninguno de ellos se perdió, excepto el que llevaba en sí la perdición, pues en esto había de cumplirse la Escritura.

13. Pero ahora que voy a ti, y estando todavía en el mundo, digo estas cosas para que tengan en ellos la plenitud de mi alegría.

14. Yo les he dado tu mensaje, y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo como tampoco yo soy del mundo.

15. No te pido que los saques del mundo, sino que los defiendas del Maligno.

16. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.

17. Conságralos mediante la verdad: tu palabra es verdad.

18. Así como tú me has enviado al mundo, así yo también los envío al mundo,

19. y por ellos ofrezco el sacrificio, para que también ellos sean consagrados en la verdad.

20. No ruego sólo por éstos, sino también por todos aquellos que creerán en mí por su palabra.

21. Que todos sean uno como tú, Padre, estás en mí y yo en ti. Que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.

22. Yo les he dado la Gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno:

23. yo en ellos y tú en mí. Así alcanzarán la perfección en la unidad, y el mundo conocerá que tú me has enviado y que yo los he amado a ellos como tú me amas a mí.

24. Padre, ya que me los has dado, quiero que estén conmigo donde yo estoy y que contemplen la Gloria que tú ya me das, porque me amabas antes que comenzara el mundo.

25. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te conocía, y éstos a su vez han conocido que tú me has enviado.

26. Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me amas esté en ellos y también yo esté en ellos.»

Esto nos lleva hacer una reflexión, sobre nosotros mismos que somos los menos que nos queremos. Uno vive con miedos, amarguras, resentimientos, en el fondo no son los otros sino nosotros mismos. Puede ser lo que hemos vivido, nuestros acontecimientos. Jesús dijo: “Amasen los unos a los otros como a sí mismos”. Cuando uno no se ama; no se deja amad. En el fondo de eso esta no me acepto, no me reconozco, no me descubro. Es mirad hacia adentro, aprender a pasar la película en sí mismo. Lo mismo nos pasa con Dios. “Dios es amor”. Ante todo está definido así, el amor de Dios es el mismo; eterno fiel antes yo falle Él no puede; porque no es otra cosa. Como es importante acéptame a mí mismo.

Hay que vaciar la mente; para que el Señor nos llene. Porque el espíritu lo hace posible. El niño Jesús nos muestra la ternura de Dios, la Divinidad se hace niño, toma nuestra carne, y nos hace pan para alimentarse, “Tanto amo Dios al mundo que entrego a su hijo único”. Interiormente un reconocimiento; el desprecio que pensamos que otros no tienen, es el desprecio que me tengo a mismo. Dios no tiene un amor platónico.

Muchas veces pensamos que no somos queridos por Dios; lo que me pasa es que Dios no me quiere. No creamos en esas mentiras.

Tú amigo de siempre Diego García.

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