En este caso, el comentario
es especialmente interesante, porque no se limita a criticar la moral
cristiana, sino que también ofrece su propia visión (atea) de la moral. A mi
juicio, ahí es donde la discusión fructífera comienza de verdad. Criticar es
fácil, ofrecer alternativas no lo es tanto. Y someter esas alternativas al análisis
comparativo para ver si realmente son mejores aún menos.