La certeza del amor de Dios nos lleva a mirar el futuro desde la confianza y no desde el pánico, con lo que desparece la urgencia de acumular cosas sin sentido.
La certeza del amor de Dios nos lleva a mirar el futuro desde la confianza y no desde el pánico, con lo que desparece la urgencia de acumular cosas sin sentido.