Mi corazón estaba preocupado, hasta que el perfume de María lleno mi ser. Siento que mi luz es un amanecer; con la luz que me ha brillado.
Palabra a palabra verso a verso, encontré en los Santos, amor puro a la Virgen María, luego de pensar; mi vida paso de invierno a primavera. Mi estación no la hago; la hace Dios.
En un minuto leí; mi admiración es la de un niño. Eran grandezas de María. Que hacia entender que mi itinerario era redundar. Me sentí una molécula, un átomo, una célula que necesita algo más para poder funcionar. Mire hacia el sagrario, le pregunte a Dios; porque Tomas de Aquino esta tan callado muy silencioso. Y sentí una voz de Madre que me decía, fue que Tomas entendió que todo hay que guardarlo en el corazón.
Diego García.