Con respecto a la frase tan
manida “una cosa es ser bueno y otra ser
tonto” siempre tengo dudas. Está claro que hay que ser paciente y perdonar
siempre, pero ¿Qué pasa cuando alguien cercano y para colmo también perteneciente
a la Iglesia, tiene comportamientos maliciosos o mezquinos que no cambian?